El gobernador de #Oaxaca, Salomón Jara Cruz, volvió a minimizar las denuncias por desabasto de medicamentos en el sistema de salud estatal, al calificarlas como “puro ruido” y asegurar que su administración ha cumplido con el abasto total en clínicas y hospitales.
Desde su tribuna, el mandatario incluso lanzó un reto público: que se señalen los hospitales donde falten medicamentos. Aseguró que él mismo ha supervisado personalmente el tema y que mantiene atención constante en la distribución de insumos médicos.
Pero el discurso oficial se vino abajo en la misma conferencia.
Un reportero presente tomó la palabra y expuso un caso concreto, reciente y verificable: el Hospital Civil “Dr. Macedonio Benítez Fuentes” de Juchitán. Ahí —relató— tras un problema de salud, el suministro se limitó a paracetamol, ibuprofeno y un par de medicamentos más, obligándolo a comprar por su cuenta lo que el hospital no pudo ofrecer.
No fue una denuncia anónima ni un rumor de redes sociales. Fue una experiencia directa que contradijo frontalmente la narrativa gubernamental.
El periodista fue más allá y lanzó preguntas incómodas:
¿El desabasto se debe a fallas en la distribución?
¿Se están ocultando medicamentos dentro de los hospitales?
¿Existe un mercado negro tolerado en las propias unidades médicas?
Mientras el gobernador insiste en que todo está bajo control, la realidad —documentada por quienes pisan los hospitales— sigue mostrando anaqueles vacíos y pacientes abandonados a su suerte.
En Oaxaca, el problema no parece ser el “ruido”… sino el silencio oficial frente a una crisis que sigue enfermando al sistema de salud.
